Al menos 30 presos políticos, entre los que había posibles presos de conciencia, siguieron cumpliendo largas penas de prisión impuestas tras juicios sin las debidas garantías en años anteriores. Según los informes, algunos de ellos fueron torturados. Centenares de personas fueron detenidas a lo largo del año a causa de sus actividades políticas o religiosas. Algunas fueron liberadas tras permanecer detenidas unos días, pero otras permanecieron recluidas en régimen de incomunicación sin cargos ni juicio durante periodos de hasta tres meses antes de ser puestas en libertad. Decenas de ciudadanos de Bahrein fueron obligados a exiliarse, aunque se levantaron las restricciones que impedían a otros 64 regresar al país.